martes, 18 de septiembre de 2007

downtown



Fin de semana con Pilo. No sé dónde estuvimos la noche anterior, pero nos despertamos temprano y vimos una película, RUSHMORE, de WES ANDERSON, donde aparece el niño lindo ese. Pilo no la había visto, y yo la amo. La idea del amor y de la obsesión, y de la vida triste incluso, es una constante en Anderson. El amar a otro que ama a otro es una constante en la vida, y la obsesión que presenta este des-amado que no pierde la esperanza -en el caso de rushmore-, o en el que la pierde, pero que al perderla se ve favorecido -en el caso de The Royal Tenembaums- me puede demostrar que estas películas, a las que siempre he catalogado como "películas que no se tratan de nada", se traten de TODO. Lo de la tristeza de la vida se ve absolutamente marcado por el soundtrack, sólo basta mirarle la cara a luke wilson cuando se corta las venas frente al espejo y suena de fondo Needle In The Hay, de Elliott Smith. la cosa llega a ser tal, que si uno esta triste, que más hermoso seria morirse -o tratarlo por lo menos- con ese tema de fondo.



Ya más tarde, después de almuerzo, de pasar por el terminal a dejar una película que me pediste para ese encuentro de gente como tú -y no como yo- después de que llegué enamorada de ese niño al que tuve que entregarle la película, que era una especie de cavada talquino, pero no tanto. Después de todo eso, nos fuimos con Pilo al centro, y nos metimos a byblos. Yo con mi obsesión por Camus, encontré al Cioran ese del que siempre habla la Vale. Y lo amé también, no lo conocía, pero se convirtió exactamente en todo lo que estaba buscando. Seguí, encontré un libro sobre fotografías de Teillier con quien comparto esa idea de vivir en medio de un bosque de pinos, me volví a enamorar. Pasé por Parra y el rey lear y pensé en si lo habrás leído alguna vez, te lo regalé hace un par de cumpleaños. Y luego llegué a Bertoni, más bien a una antología poética chilena, que tenia a de rokha, lihn, lira, parra, bertoni, etc -me refiero a que no vi a neruda ni a mistral-, me paré y leí... leí sólo a bertoni, me reí a carcajadas, y luego estuve a punto de llorar cuando leí downtown, se me hizo un nudo, cerré el libro y me senté en ese sillón de vaca. Pilo, su hermano y su novia estaban ahí, y yo trataba de mirar para todos lados para que no se me notara la pena... tomé un poco de aire y nos fuimos, recorrimos el centro y me compré unas zapatillas de arpillera, y cuando llegué a mi casa te escribí un mail, para contarte acerca de todas las veces que me había enamorado ese día. Y te hablé de este poema, que luego te leí mientras veías fútbol:



Downtown

A veces siento tanto

lo que siento por ti

que me meto en uno de esos pasajes

por los que no pasa nunca nadie

y hay puros zurcidores japoneses

y afiladores de tijeras

y me pongo a Llorar

mirando un ovillo de lana.

1 comentario:

TEo dijo...

¿Qué pude haber hecho frente a una mujer que tenía una copia de The Royal Tennembaus en VHS, y que hemos visto varias veces?