lunes, 28 de abril de 2008

cúanto crees que estare en terapia?

















no sé cúando fue el primer día que escuché música de la que podría decir que es la que me gusta ahora. habrán más "que" en una frase que en la anterior.
le dije al siquiatra todo lo que quería decirle?
le dije que echaba de menos, que sentía que iba a seguir haciéndolo.
seré como el tal loriga encerrada en una pieza sin salir hasta convertirme en un ángel. yo no quiero ser un ángel. a lo más quiero ser una abejita de blind melon.
me gusta el melón, el verde, cómo se llama?... el melón verde... mmmmmmmmmm... no, no recuerdo. solía tomar jugo de melón tunaaaaaaaaaaaaaaa... esa es la palabra. verde como las tunas. tomaba melón tuna para la sed de sábado por la mañana y de domingo, y a veces de día de semana.
no sé cúal fue la primera canción.
sé cual fue la última, por lo menos la última de estos días. lived in bars, cat power en vivo en jools holland. me paró los pelos, me dolió la guata, me dejó inmóvil.
sé cúal fue el disco que quise escuchar una vez que volvíamos muy tarde. el día que descubrí a tom waits. y luego lo descubrí en drácula y luego lo descubrí haciendo clases en el liceo comercial.
hay mucho viento, el bambú suena afuera.

domingo, 27 de abril de 2008

SIN ARREPENTIMIENTOS

Felipe Bianchi es el tipo que comenta fútbol y resucitó al programa ese que dan los domingos en la noche. Antes de todo eso, y cuando era un desconocido en la televisión, escribía en el mercurio y en la zona de contacto. De ahí me robé esto.

"Uno no se la cree mucho al principio. No hace caso. Pero los días pasan y parece que es verdad que se puede salir de todo. Superar todo. Hasta las peores cosas. Hasta la insoportable compañía de uno mismo, que de nuevo solo, se ha puesto más flaco y aburrido que nunca.
Cuesta mucho. Pero es posible acostumbrarse. Aunque sigan habiendo todos los recuerdos, todas las historias, todas las noches y las mañanas juntos. Aunque todavía queden los olores, el gusto en la boca y los riesgos compartidos. Aunque todavía haya veranos, lluvias, pastillas de menta, cartas y fotos dando vueltas por la pieza. Aunque cada lugar sea un resumen de los mejores tiempos.
A la larga, con el paso de los días y una vez que llega la asquerosa costumbre, es posible adaptarse. A las noches solo, al miedo, a la falta de ganas, al dolor del cuerpo, a la rabia y a la pena acumulada. A que el otro pueda seguir viviendo y saliendo y entregando cosas y buscando abrazos y emociones de la mano de otra gente. A saber que cada día que pasa apura las distancias y hace que las voces y las historias que antes eran parte de uno se vuelvan distintas, ajenas, diferentes.
Todo eso pasa. Pero puede superarse. Incluso, juntando fuerzas y espantando la pena, uno puede sacarle partido a todo lo bueno que fue quedando en el camino. Y hasta puede sentirse satisfecho. Y feliz. De haber aprendido cosas. De haber ayudado a que el otro también lo hiciera. De saber que, mal que mal y gracias a ese otro, por mucho tiempo uno llegó a ser mejor. Más honesto, más valiente y más real que otras veces. Que todas las otras veces.
Los que no entienden nada te dicen que te olvides. Que rayes de una vez por todas la agenda, que firmes el papel de defunción y que vuelvas a ser el mismo que eras antes. Pero eso es ridículo. Es mejor mantener los recuerdos. Cambiarlos de lugar, ordenarlos de otra forma, asignarles otro valor. Pero mantenerlos. Eso es mucho más sano y más justo. Borrar huele a crítica, a arrepentimiento. Y hay veces, algunas veces, las más importantes, en las que uno sabe que no tiene que arrepentirse de nada. Absolutamente de nada.
Es ahí, justo ahí, cuando uno se siente mejor y entiende. Cuando uno sabe, por fin, que, venga lo que venga, hay que subirse la mochila al hombro y caminar para otro lado. Volver a mirar hacia delante, volver a tratar todas las veces que sea necesario. Volver a escribir cartas y regalar cosas en días especiales. Volver a reírse, a viajar y a compartir parientes. Aprenderse otra fecha de cumpleaños, poner otra cara en la billetera y mirar otros álbumes de fotos. Y sentirse dentro de alguien con las mismas ganas que antes, con la misma fe. Defendiéndolo, ayudándolo y descubriéndolo todos los días. Estrujándolo, cuidándolo y conociéndolo como si ese otro fuera el primero y el último. Aunque por ahora todavía duela el cuerpo y afuera, y adentro, siga haciendo tanto frío".

miércoles, 23 de abril de 2008

último mensaje recibido a las 20:55 el 23-04-2008

He said:

"im lost & wrong"

While I was listening to the daily growl

y yo me retorcia la mente pensando

qué me habrá querido decir...

"But i guess it's right
To love the girls who fight
Off our manly acts of desperation"
_thedailygrowl_lambchop_

lunes, 7 de abril de 2008

en realidad era un elliott

mi primer gato era amarillo, así como un tigre. debe haber sido uno de los gatos más hermosos que he visto. me lo regaló mi primer pololo cuando ya no lo era. éste en realidad es un dato irrelevante, pues él es irrelevante en mi vida. la pata de la silla, solía llamarlo.
mi gato era un macho, pero se llamaba ema. siempre me gustó ese nombre. usaba un collar rojo y a veces me acompañaba a la casa de mi abuela, que a esas alturas del alzheimer no me reconocía. para llegar a su casa debíamos cruzar la 2 norte. ibamos por poco rato, porque yo nunca sabía de que hablarle. después cuando ella ya no hablaba, iba y revisaba sus cosas y le tocaba el pelo y a veces le daba comida con la jeringa. me gustaba creer que esa era mi casa.
mi gato un día apareció muerto a la orilla de la calle, supongo que al cruzar alguien lo atropelló. me llamaron para avisarme, pues era el único gato del barrio que usaba collar. lo fui a buscar, y ahí estaba, seguía siendo un gato bello incluso así. me lo traje a la casa y lo enterré en el patio. le dije que no se preocupara y que lo más probable es que lo usara para el día de san Juan, para volverme invisible.
que es lo que yo creo. yo creo que mi gato se suicido. no debe haberse acostumbrado a que el resto de los gatos de la población lo molestaran porque tenía una madre aprensiva, que le puso nombre de mujer y un collar. yo creo que no pudo con eso y que tampoco fue capaz de decírmelo.
era un gato hermoso. y no tengo ni una foto de él. pero era de esos amarillos como tigre.