lunes, 30 de julio de 2007

era de otro...


Mi madre se estaba muriendo y lo único que pude hacer fue ir a lavarme los dientes. Sé que fue algo estúpido pero quizás es lo más honesto que hago desde hace tiempo. Le pedí a dios que hiciéramos un trato, pero me di cuenta de que no era capaz de hacer algo importante por mi madre, le dije que dejaría de fumar, después que dejaría de fumar un tiempo, terminé pensando en que ni siquiera sabía si él había escuchado algo y que me cargaba hacer esto cuando tenía problemas, así que ya no le dije más. Ella todavía está enferma, yo trato de no pensar en que no fui capaz de sacrificarme. No, yo no soy Laura Vicuña, nunca he buscado serlo.
Voy camino a la clínica con mi hermano. Nadie habla. Sigo pensando en que hacer por ella, quizás haber estudiado otra cosa hubiese servido de algo. Sólo pienso, y estoy segura de que ella pensaría menos y haría más, haría algo, lo mismo que yo no soy capaz de hacer.
Nos hacen esperar. Mi padre está con ella. Mi hermano evita mirarme, él sabe que no es fuerte y tampoco quiere serlo. Nadie es nada en estos momentos.

Tal vez ni siquiera fui una buena hija, ya no hay tiempo para arrepentimientos, si fuera católica pensaría que sí, pero me sentiría más mal tratando de convertirme a última hora. He tratado de ser una buena hija, yo lo sé, dios lo sabe, mi madre también lo sabe, eso es lo que deseo pensar, en que ella sabe que estoy aquí tratando de cargar con toda la culpa de no haberla querido lo suficiente, de no hacer nada por salvarla, de haber ido a lavarme los dientes.
Sólo pienso que con un pequeño sacrificio hubiera podido salvarla, pero no fui capaz. Ya nadie me va a salvar a mí.